Las recientes protestas en Ecuador no solo han sacudido el ámbito político y social sino también el económico. Particularmente, el mercado automotriz ha visto un efecto significativo debido a los disturbios sociales y paros que han acaparado la atención del país.
Las paralizaciones de días pasados afectaron principalmente al sector de transporte, y, como consecuencia, a la industria automotriz. Durante semanas, los concesionarios reportaron una caída en las ventas de vehículos, tanto nuevos como usados.
Una de las razones es la inseguridad en las calles que disuade a los potenciales compradores de acudir a los concesionarios. Además, los bloqueos de carreteras dificultaron la entrega de unidades nuevas a diversas partes del país, cosa que resintió el dinamismo del mercado automotriz.
Los expertos en la industria señalan que, aunque las caídas constantes en ventas durante épocas de convulsión social no son del todo inusuales, esta vez la situación parece más preocupante, ya que el contexto económico general es frágil debido a los efectos actuales de la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, no todo es completamente negativo. Algunos negocios han hallado oportunidades a pesar de las circunstancias adversas. Las empresas que han incursionado en la venta y alquiler de vehículos eléctricos señalan un aumento en la demanda, principalmente por parte de empresas que buscan hacer más sostenibles sus operaciones y aprovechar los beneficios fiscales que conlleva el uso de estas unidades.
Asimismo, la crisis ha brindado una oportunidad para que los consumidores exploren opciones de financiación más flexibles. Bancos y cooperativas han lanzado productos financieros ajustables que se adaptan a la capacidad de pago de una población preocupada por el futuro económico.
En las calles, la situación no ha mejorado del todo, pero las concesionarias se han enfocado en crear experiencias de compra más eficientes. Con citas programadas, visitas a domicilio y showroom virtuales, buscan mantener el interés de los clientes.
Mientras tanto, las empresas de seguros también se han visto afectadas. Las pólizas de seguro vehicular han aumentado sus precios como respuesta al incremento del riesgo percibido de daños a los vehículos debido a las protestas.
El Gobierno, por su parte, ha tratado de mediar en la situación prometiendo un retorno paulatino a la estabilidad, pero muchos en la industria automotriz creen que será necesario un esfuerzo más coordinado para que el sector recupere su dinámica positiva pre-pandemia.
En conclusión, la situación actual en Ecuador demuestra la vulnerabilidad de los mercados frente a las crisis sociales y políticas. Las empresas deben aprender a navegar en estas aguas turbulentas encontrando formas inteligentes y sostenibles para no solo sobrevivir sino también crecer.
La resiliencia del mercado automotriz ecuatoriano está a prueba, y dependerá de la capacidad de sus actores para adaptarse a un entorno en constante cambio para salir fortalecidos a pesar de las adversidades.
El impacto de las protestas en el mercado automotriz ecuatoriano
